Recientemente, la precisión y credibilidad de los datos de empleo en Estados Unidos se ha convertido en el foco de la opinión pública. Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional, declaró públicamente que, aunque las cualidades personales del recientemente destituido director de la Oficina de Estadísticas Laborales no son cuestionables, los datos de empleo publicados por la agencia "carecen de fiabilidad extrema".

Este comentario proviene de los datos de empleo de EE. UU. de julio que no cumplieron con las expectativas, y los datos de mayo y junio también se ajustaron significativamente, casi mostrando un estado de estancamiento en el empleo. Poco después, Trump, sin proporcionar pruebas sustanciales, afirmó que los datos fueron "manipulados" y destituyó al director de la Oficina de Estadísticas Laborales, McEntyre.

Hassett señaló en una entrevista con los medios que la magnitud de la corrección de datos supera con creces los datos originales, lo que afecta seriamente la credibilidad de los datos. Él cree que este problema comenzó durante la pandemia y aún no se ha resuelto de manera efectiva. Hassett también reveló que Trump desea que "gente de su confianza" asuma el control de la Oficina de Estadísticas Laborales, para asegurar que los datos sean más transparentes y confiables. Sin embargo, cuando se le preguntó repetidamente si había evidencia de manipulación de datos, Hassett solo reiteró que la corrección de datos en sí misma indica la existencia del problema.

Esta serie de acciones ha suscitado críticas de ambos partidos. El senador republicano Rand Paul y otros se han manifestado abiertamente en contra. El exdirector de la Oficina de Estadísticas, William Beach, señaló que el director en realidad no tiene autoridad para manipular los datos, y que la corrección de datos es una práctica habitual para reflejar con mayor precisión la situación real. Beach también advirtió que este tipo de comportamiento podría dañar la credibilidad de la oficina de estadísticas; incluso si el nuevo director es altamente capacitado, el público podría dudar de que los datos publicados tengan un propósito político.

Con el próximo informe de empleo programado para ser publicado en un mes, este debate sobre la fiabilidad de los datos de empleo sin duda seguirá generando interés y discusión en todos los sectores. La precisión y la imparcialidad de los datos gubernamentales son cruciales para formular políticas económicas y mantener la confianza pública; cómo garantizar la calidad de los datos al mismo tiempo que se preserva la independencia de las agencias estadísticas se ha convertido en un problema urgente que necesita solución.